«Este es el día en que actuó el Señor; sea nuestra alegría y
nuestro gozo» (Sal 117). El salmo lo declara con alegría y en verdad la
noticia no es para tomarla a la ligera. Jesús el Señor ha resucitado. Amigos y
hermanos este es el misterio central del cristianismo. San Pablo lo declara al
decir que si Jesús no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe (1 Cor
15,14-20). Si Él no hubiera resucitado todo el que hacer del creyente se
reduciría a nada. Vano sería ir a la Iglesia y buscarlo en la congregación de
los fieles; Inútil sería buscarlo en la oración. Su sola entrega por nosotros
en la cruz no nos habría reconciliado con el Padre celestial. Sin resurrección,
Jesús no habría pasado a ser más que un dato histórico sin mayor relevancia y habría sido otro genio
loco que se creyó ser Dios. Todo el plan del Padre para reconciliarnos con EL
habría quedado reducido a nada.
Es por ello que todo cristiano debe estar lleno de alegría y gozo: «Jesús ha
resucitado, ¡Aleluya! No busquéis entre los muertos al que vive». Esta es la
gran noticia que la iglesia, a lo largo de veinte siglos, no ha dejado de
anunciar. La Resurrección de Jesús no es un hecho legendario o simbólico, sino
real.
Amigos y hermanos: Demos gloria a Dios por esta nueva muestra de su amor. Jesús, nuestra
esperanza está vivo y con El, la esperanza de una vida futura a su lado debe
fortalecernos, porque el resucitado nos abre de par en par las puertas del
cielo en dónde, como dice San Agustín, «veremos y gozaremos, gozaremos y
amaremos. Este será el fin sin fin».
Que esta verdad renueve nuestras fuerzas para enfrentar el
día a día en nuestro trabajo y familia; ante la enfermedad y el dolor que
puedas estar sufriendo hoy.
“Alégrate y gózate conmigo amigo y hermano”. La muerte
ya no tiene poder sobre nosotros, porque nuestro salvador la ha vencido. “Feliz
Pascua de Resurrección”
Gabriel A. Salgado
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